5.30.2009

Comunicado # 14. En Carne Propia. No es tan grave como parece, pero….


Hola a todos. Son muchas las cosas que hay por contar de Saudi Arabia, pero no quiero agobiarlos con mucha información ausente de profundidad, así pues, he preferido concentrarme en contarles las primeras impresiones después de casi tres meses de habitar en este país. Tal vez enuncie varios temas que seguro pasaré someramente por encima de ellos para ir dejando tema que sirva de material para unos próximos escritos, porque créanme, es mucho lo que da para hablar este terruño.
Desde que comenzó esta experiencia en Medio Oriente y una vez fuimos concientes de lo que significaba habitar en el mundo árabe, siempre nuestro mayor miedo fue el ser transferidos a nuestra sede principal en Riyadh, Saudi Arabia, puesto que los rumores que se escuchaban eran demoledores: que si lo estricto de la religión, que si la prohibición para las mujeres, que si las persecuciones contra occidentales por parte de La Mutawwa (policía religiosa), que si la pena de muerte en plaza pública, que todo ocio estaba prohibido, etc. Era de alguna manera el “coco” que frecuentemente nos asechaba. Incluso fue tanto el temor al asunto, que me animé a escribir en un comunicado anterior mi absoluta oposición a todo lo que escuchábamos (creo que lo hice como una catarsis al miedo…exorcismo personal del puro). Pero como al que no quiere caldo se le dan dos tazas, “tome pa´que lleve”, aquí estamos hoy trabajando en Saudi Arabia.
Si bien es cierto todo lo que contaba en el comunicado aquel; como enuncio en el subtítulo de este relato, la historia no es tan grave como se rumoraba o como muchos exagerados lo hacen ver, pero no por ello deja de sorprender, ni de causar miles de incomodidades en el día a día.
Una de las cosas que más me ha sorprendido, es que siendo Saudi Arabia el país petrolero mas rico del mundo y el mandamás de la región en términos religiosos y económicos, curiosamente es al que menos se le nota el desarrollo. La inversión en infraestructura en Riyadh, su capital (cuidad en la que vivimos) es poco notoria y esto se evidencia en que las vías no son las mejores, hay muy poca iluminación en ellas una vez te alejas un par de kilómetros del perímetro urbano; la ciudad es en un 90% plana (casas hasta dos pisos y uno que otro edificio de tres o cuatro), la ausencia de edificios en altura es notoria, solo dos rascacielos se asoman por la ciudad y esto es realmente poco si se compara con el vertiginoso y por ahora apagado desarrollo de sus vecinos: Dubai, Abu Dhabi, Doha y Manama. Esta ausencia de hitos, y el que la ciudad sea tan homogénea en imagen hace que personas nuevas como nosotros suframos constantes pérdidas de rutas, dificultad para encontrar los sitios, porque hay muy pocos referentes con los cuales orientarse y si a eso se le suma que la mayoría de los letreros están solo en árabe puro y duro….pues ya se imaginarán. En general, es una ciudad fea en imagen (esto es una opinión bastante personal), es algo así como una foto amarillenta de los 70´s, que cada tanto me descontextualiza del momento en el que estoy.
De todas maneras siento que todo esto tiene una razón de ser y no se puede ser tan duro en las comparaciones entre ciudades de Medio oriente, puesto que todas las ciudades que mencionaba atrás, son ciudades costeras y han tenido tráfico de buques cargueros desde hace unos 20 años para acá y de turismo desde hace otro tanto. Y casi siempre, estos modelos de ciudad por el movimiento tácito de sus puertos, se desarrolla de manera más rápida que una ciudad que está incrustada en medio del desierto como Riyadh y que su crecimiento obedeció más a la edificación de comodidades en un cruce de caminos, que a un prometedor desarrollo de una metrópoli.
No sobra decir, que las otras ciudades tienen igualmente una posición un poco más abierta con respecto a la influencia de occidente y son tal vez otro poco más permisivas en los asuntos del extremismo religioso, cosa que en Riyadh es casi impensable. Lo que en consecuencia favorece el desarrollo de unas y frena bárbaramente el progreso de la otra.
Riyadh, no es una ciudad con mucha historia, por el contrario, es una ciudad relativamente nueva y con todas las cosas torpes de quien está aprendiendo a caminar. No hace falta sino salir a la calle para darse cuenta de lo terriblemente mal que conducen estos suicidas del volante: se te pasan por la derecha, se montan por los separadores, van tranquilamente a 100 km/h en contravía, sin exagerar pasan a 160 o a 180 km/h por vías normales, pero lo que me ha parecido más incoherente es verlos en una glorieta, pues paran el carro en medio de ella y la vía la lleva entonces el que apenas va a entrar en ella y ¡ojo! Que además para hacer un retorno no le dan la vuelta de 360 grados a la glorieta, sino que se meten en contravía haciendo una U totalmente suicida y asesina si tenemos en cuenta que hay quienes conducimos de manera normal. Pero bueno, hay que ser comprensivos y entender que esta gente además de haberse bajado de camello antier, también tienen un chip que les dice: “este país es mío, y en él, hago lo que se me de la gana”.
Hemos estado también afectados por el clima (creo que esto se debe a esta época específica del año), Riyadh, por ser ciudad interior es absolutamente seca. La humedad es casi imperceptible, lo que hace que la piel se te reseque tremendamente y que la retención de líquidos en el cuerpo sea muy alta. Hay que estar hidratándose constantemente y ya hasta se nos ha vuelto normal el uso de crema de manos en todo el cuerpo. Y ni que decir del famoso chapstick, ya es un artículo de primera necesidad y cada uno de nosotros lleva uno en el bolsillo. También es frecuente tener un color amarillento en la ciudad debido a las constantes tormentas de tierra, que son algo muy parecido al smog, solo que te afecta más directamente, quiero decir, que eres más conciente de ello, sobretodo si estás afuera haciendo deporte o simplemente caminando, solo cinco minutos y ya tienes la garganta seca del polvero y cuando llegas a casa y te limpias la nariz, te puedes sorprender de la duna que te sale; ¡je,je,je! ya se que es una exageración, pero algo tiene de certeza.
Otro detalle que contribuye a que la imagen de la ciudad sea un poco pesada, es la proporción de población árabe vs. Población occidental, en Dubai estábamos acostumbrados a que los árabes, así fuese su ciudad, eran una minoría, pero aquí es totalmente al contrario y la minoría ahora somos nosotros, sales a cualquier sitio y está lleno de mujeres con Abayah (que aqui es siempre obligatoria) y de hombres con Thob (nombre que recibe en Saudi Arabia el traje tradicional árabe), es una imagen de figuras blancas y negras muchas veces intimidante, sobretodo cuando sabes que tu eres el raro en el entorno y muchas veces se reciben miradas extrañas, en ocasiones acusatorias, pero que más da, nos consideran infieles en tierra sagrada.
Se que todo esto no suena muy agradable, pero insisto, no es tan grave como parece y no estoy sufriendo precisamente de mal de vereda con el país, simplemente vas con despacio buscando adaptarte a culturas extremistas como esta. Aunque algo me dice que nunca vas a terminar por adaptarte a algo que te es tan ajeno.

Hasta una próxima ocasión.