3.26.2008

Comunicado # 5. Acerca de los vecinos. Julio 2007.


Hola a todos. Una vez más voy a dejar de lado los temas arquitectónicos e inmobiliarios, para relatarles un poco algunas de las tantas situaciones incomprensibles que ocurren en el Mundo Árabe. Lo primero será entonces comenzar por nuestro vecino más cercano, Arabia Saudita, que son en realidad los amos y señores del petróleo en el mundo, y por lo tanto, los más ricos de la región. Arabia, con capital Riyadh, es el país de mayor radicalismo musulmán, y es allí donde se encuentran las dos ciudades más importantes del Mundo Islámico: La Mecca, que es donde se encuentra La Kaaba, que es el lugar donde se supone que Abraham creó las religiones y es a su vez, el sitio a donde cada musulmán debe peregrinar al menos una vez en su vida. Y la segunda, es la ciudad de Medina, que es donde esta enterrado el Profeta Mahoma. Hasta aquí solo información. Pero ahora quisiera concentrarme en la cantidad de situaciones absurdas que por cuenta de ese radicalismo religioso suceden. Imaginen ustedes que en Arabia, ninguna mujer puede trabajar, ni conducir, ni salir sola a la calle, siempre tiene que salir en compañía de su chofer o de su marido y siempre debe estar cubierta de pies a cabeza con su Abayah negro, (cabe anotar que esto también incluye a las mujeres occidentales). Allí, los almacenes de los centros comerciales no tienen vestieres para evitar que una mujer se tenga que desvestir en un sitio público, o sea que eso te implica adivinar tu talla e imaginar posiblemente como te vas a ver con lo que compres. La situación no cambia ni siquiera en los restaurantes, en donde hay biombos para que el Saudí pueda encerrarse a comer con su mujer sin que ella sea vista por nadie, lo cual implica que cada que el mesero llega con algo, primero debe tocar la puerta del biombo para darle tiempo a ella a que se cubra nuevamente mientras este pone el servicio.
La empresa para la que trabajo, tiene su principal sede de Medio Oriente en Riyadh, y no imaginan ustedes las historias que nuestros compañeros de trabajo deben vivir allí con sus esposas y sus hijos. Un ejemplo de ello, es que les toca vivir aislados en una especie de fuerte protegido en donde adentro están las lujosas casas donde viven y donde “tratan” de llevar su vida occidental “normalmente” y lo resalto entre comillas porque no se puede vivir normal estando encerrado, así adentro de dicho fuerte tengas piscinas, parques y supermercados. El alcohol esta terminantemente prohibido por La Sharia (ley Islámica) y castiga la venta y su consumo con penas que pueden ser el corte de una mano o un pie, dependiendo de la cantidad que te pillen o si el delito es considerado menor, el radical tribunal Islámico podrá imponerte latigazos, que si pasan de cierto numero, pueden diferírtelos en módicas cuotas mensuales o semanales que tu cuerpo pueda soportar. Esta situación ha tenido de positivo, que ya nuestros compañeros son todos unos expertos en preparar artesanalmente en sus casas vino y cerveza, al menos para poder celebrar algunas ocasiones especiales.
En Arabia la pena de muerte es una ley absolutamente vigente, y digamos que a pesar de que sabemos que muchos países también la tienen (tema que me parece una barbaridad), no tienen ni punto de comparación con esta, porque Arabia ejecuta a sus condenados en Plaza pública y los musulmanes deben asistir con sus hijos a presenciar como el verdugo le corta la cabeza con un sable al condenado. Este atroz hecho se hace público con la excusa de que la gente que lo presencia tome ejemplo de que no debe robar, ni traficar con licor, ni simplemente encontrarse libremente con una mujer que no sea de su familia en cualquier sitio público, porque hasta eso es castigado allí. Esto suena atroz, pero además, es tan absolutamente radical que hay una anécdota que quisiera traerla a colación aquí, porque de lo absurda, tiene su toque divertido. Resulta que el Corán ordena un máximo de tres intentos de corte cuando van a ejecutar a un reo, y también a letra seguida dice que nadie, pero absolutamente nadie podría resistir dichos cortes, pero como toda regla tiene su excepción, pues resulta que en una de estas ejecuciones el verdugo tuvo un mal día y erró en sus tres intentos, dejando al reo muy malherido y casi con la cabeza colgando, pero quedó vivo. ¡Oh! Lío el que se armó, porque el Corán no autorizaba ni un intento más, pero como también dice que nadie lo resistiría, pues decidieron que dicho reo no era él, sino otro, o sea que al que intentaron degollar por haberlo resistido no existía entonces, que él que quedaba ahí vivito y coleando era otra persona nueva, diferente, entonces le cambiaron el nombre, lo auxiliaron y lo dejaron libre. ¡Hombre! Absolutamente increíble, pero real, así de locos están estos tipos. Y eso por no mencionar detalles como que Arabia también prohíbe los cines y los teatros por considerarlos instituciones que pueden afectar la consolidación y la permanencia del Islam.
Personalmente, me sigue pareciendo incomprensible que estos pueblos tan antiguos, vivan aún sumergidos en pensamientos tan cerrados y machistas, sabiendo que tradicionalmente han sido unos visionarios que le han aportado incalculables cosas al mundo, porque no está demás recordar que a ellos les debemos muchas de las cosas de las que actualmente tenemos en cuanto a lenguaje, cultura y desarrollo. Me parece increíble que gente con tantísimo dinero y con tanto acceso a las nuevas tecnologías continúe cerrando cada vez más, el cerco sobre si mismos.

1 comentario:

Roman Angel dijo...

Saudís, que civilización tan bizarra. Como sería la época de los matriarcados allí ? Quizás los machos promulgaron su revolución sexual tras sentirse innecesarios dentro de tan femenina cultura. Cada Divinidad arábiga me confirma ese rasgo andrógino que todos identificamos en su imaginario. En el saber tártrico hemos de hallar alguna respuesta a esta cuestión. Cada ceremonia sexual árabe nos arroja una pista del origen de tan marcada hegemonía machista; no le veo otra explicación a estos comportamientos sociales tan castrantes con la mujer, aunque con tu historia del condenado de los 3 cortes…todo podría ser posible. Es allí donde la frontera con el Gore se hace imperceptible y este pueblo se nos vuelve una evidencia de la brutalidad humana; es allí donde las ejecuciones públicas se vuelven propaganda occidental y las damas dejan de tener rostro. Yo quisiera verle los ojos a una de esas damas entre su Abayah y perder la cabeza mientras revelo su anatomía en público frente a una botella de ron 7 años y así comprobar cuantas rodillas puedo doblar ante mí a la hora del rezo hacia la Meca.