3.26.2008

Comunicado # 8. S.S. La Sociedad Secreta. Diciembre 2007.


Hola a todos. Antes que nada debo confesarles que durante meses me había resistido a escribir sobre lo que aquí en Medio Oriente se conoce como “La Sociedad Secreta”. Mi resistencia obedecía básicamente a que pensaba que el tema era un tanto racista y despectivo y que además todos los Europeos que nos lo contaban eran un partida de paranoicos xenófobos que no querían más que alardear de su buena raza. ¡Pero nada!, mi resistencia ha llegado al tope y mi voluntad ha cedido al fin ante los inminentes y repetidos ataques de dicha sociedad. Mejor dicho, el haber padecido en carne propia las experiencias con este grupo, me deja escribir sin la carga moral de pensar que me estoy volviendo racista.
Dice entonces la sabiduría popular, que “La Sociedad Secreta” está compuesta por todos los Indios, Bengalíes y Pakistaníes que se encargan de los oficios menores que ya en otras oportunidades les he mencionado y que no tienen ningún otro objetivo que el de importunarle la vida al hombre occidental con todas sus acciones. Su principal característica, la que los hace inconfundibles, es un particular movimiento de cabeza que es idéntico al movimiento que hacen los perritos y los tigres que ponen nuestros taxis colombianos, solo que a unas velocidades inimaginables y que además ese horrible vaivén de cabeza puede significar sí o puede significar no, o las dos, es interpretativo y quedás hecho un ocho sin saber que es lo que te quieren decir, solo se ríen y te dicen ¡Yes Sir!, y créanme, te jode la vida porque te comienzas a irritar de ver a ese cabeza e´maraca con esa cabeza a la lata confundiéndote sin tener respuesta alguna. A veces se llega hasta el punto de la compasión y piensa uno “Que pesar de este parcero que no me está entendiendo nada, tengámosle paciencia que en estos países la cultura es muy poca y….” ¡No señor, nada de eso! Resulta que el muy entendido esta recibiendo ordenes directas desde los Headquarters que según dice la leyenda estarían en Bombay, Nueva Delhi o Kerala, diciéndole “ ¡Eso!, jódelo, irrítalo hasta que no de más”. Se que pude sonar extraño pero de verdad que padecer esto en restaurantes, supermercados, oficinas, bancos, es de las experiencias mas insoportables que existen porque se equivocan en lo que te sirven, te hacen ir a donde no tienes que ir, te hacen esperar lo más que puedan, te dan la información errónea; y como dice la leyenda, todo es adrede y dicen que entre menos apariencia tenga el personaje, más alto es el rango que ocupa en el escalafón de La S.S. Así que aquí recomiendan que no te fíes ni te compadezcas de aquel pobre barrendero porque este puede ser el mismísimo general de veinte soles vigilando que todas las acciones de importunar queden al pelo. Podría contarles aquí las miles de experiencias que hemos padecido pero esto sería tan extenso que aburriría. Pero se que un ejemplillo no vendría nada mal. Imaginen que una vez en plena semana de entrega de proyecto, donde los ánimos normalmente están al borde y no hay tiempo para nada, uno de los miembros de La S.S. que trabaja con nosotros, llega y me dice “Luis, acompáñame al lote de la obra que hay una visita guiada con la gente de Parsons y nos van a explicar muchas cosas”, a lo que le respondí “Mira John, estamos en plena entrega, tengo que acabar estos planos y además ya son las 12:30 del día y estamos a punto de salir a almorzar” y me dice el muy fresco “No te preocupes que no nos demoramos sino media horita y además ya tengo las coordenadas de GPS que me dicen el sitio exacto de la reunión”, ya esto comenzaba a tener tintes de ataque de La S.S. pero sin embargo decidí coger el carro y llevarlo. Una vez llegamos al medio de la nada y después de dar 25 minutos de vueltas y vueltas en medio del desierto, me dice el muy fresco “Eh, que tan raro que aquí no esté nadie si este es el sitio exacto que marca el GPS, pero aquí tienen que llegar, esperemos” para ese momento yo ya tenía el genio afuera porque sabía que estaba siendo presa de un gran ataque coordinado donde el objetivo era hacerme perder tiempo y que no almorzara y por ahí derecho que se me dañara toda la tarde. Pasaron algo así como otros veinte minutos más en donde no veíamos más que tierra 360 ° a la redonda, y cuando este personaje juzgó que ya el ataque había sido suficiente y que la misión de irritación estaba cumplida, me dice que con toda la risita del mundo “Ah listo parcero mijo! Vámonos, eso es que no va a venir nadie, mejor devolvámonos para la oficina que ya nos está cogiendo la tarde” así no más, así de tranquilo, no se imaginan las ganas que me dieron de abandonarlo allí mismo, pero me sucedió tal cual como dice la leyenda, guardé todas las maldiciones para mis adentros y tuve compasión y me quedé callado el resto del camino.
Son extraños, simples y serviciales, pero llevan consigo tal grado de ingenuidad estos hombres de La S.S. que están todo el tiempo cometiendo imprudencias y tonterías que seguramente de verdad no son adrede, pero lo hacen tanto y tan seguido que parece que fuese intencional. No los culpo, pero tampoco pueden culparnos cuando sentimos esas feroces ganas de ahorcarlos, como cuando rematan con broche de oro una situación como la que les conté, al final del camino me dice “Oiga Lucho, tiene hambre?.
Hasta una próxima ocasión.

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